Mindfulness: significado, características y beneficios

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Este artículo tambien está disponible en audio gracias a Davinia Velázquez

La técnica de Mindfulness proviene de la tradición oriental budista, aunque es practicada de forma general por miles de personas que no son religiosas. ¿Por qué se ha hecho tan famoso? ¿A qué se refiere? ¿Qué es exactamente? ¿Qué beneficios aporta?

Mindfulness es una actitud ante la vida y los estímulos de esta, es una manera particular de entenderla y comprenderla y se define como:

Prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente, con interés, curiosidad y aceptación

Por eso también se le llama atención o consciencia plena. Vamos a describir los aspectos varios de su definición. El primero hace referencia a dónde ponemos nuestra atención. Esta practica nos trae al aquí y ahora, a estar plenamente presente en lo que está ocurriendo ahora mismo. De esta manera se fomenta una actitud básica, la del observador.

Esta practica nos presenta la alternativa de ser observadores de nuestra realidad interna, para llegar a desaferrarnos de los pensamientos angustiosos y a no sufrir “tanto” por nuestras emociones desagradables. Se concibe que una de las fuentes de mayor sufrimiento es el hecho de estar apegado a los pensamientos y emociones que nos ocurren, que es diferente al hecho que ocurran. En nuestra sociedad no estamos nada acostumbrados a esta idea; tendemos a darle mucha credibilidad a lo que pensamos y lo que sentimos, dándoles así fuerza y relacionándolo con el “quien soy”. Por esto, adoptar esta actitud de desapego hacia mi mundo interior es todo un cambio de paradigma.

Otro aspecto crucial es el de adoptar una actitud particular de “no juicio” y aceptación. En ella se nos invita a aceptar los acontecimientos externos e internos sin darles un juicio de valor, sin determinar si nos parece bien o mal y, consecuentemente, sin intentar cambiarlos. Se trata de verlos ocurrir, sin reaccionar impulsivamente a ellos, aunque tampoco hace un llamamiento a caer en la “no acción”.

Su práctica se basa en la meditación, asumiendo diferentes variantes de ésta, como por ejemplo la meditación activa. Este hábito se adquiere a medida que lo vamos realizando y como todo, puede ser difícil de adquirir al inicio y realmente lo es si pretendemos que sea rápido. Ocurre lo mismo que cuando vamos al gimnasio y vemos los resultados al cabo de un tiempo; lo mismo ocurre con cualquier práctica/proceso mental. También hay que tener en cuenta que esta actitud general se complica en su práctica ya que en nuestra cultura adquirida nos han transmitido valores, procesos y mecanismos muy diferentes ante la vida, más basados en el análisis, los juicios, la gratificación, la recompensa inmediata, el resultado,…

Mindfulness implica ciertas actitudes fundamentales que esta práctica trae consigo, las cuáles vamos a describir a continuación.

Discernir, observar y describir, en vez de analizar y juzgar

Se trata de adoptar una posición de observador ante las sensaciones y estímulos que surgen en la práctica Mindfulness. Describir el qué es, en vez de analizar y juzgar si nos resulta agradable o no. De este modo, por ejemplo, se puede sostener y entrar en el sufrimiento más que tenerle aversión. Se trata de pararse en la experiencia, observarla, para poder responder en lugar de reaccionar; conectar más que corregirla.
Poder observar sin juzgar es el primer paso de la libertad. Juzgar nos acerca a ciertas limitaciones: nos posiciona ante la realidad y produce cierta tensión emocional, ya que nos podemos situar en tres sentidos: a favor, en contra o indiferente. Dependiendo la posición, percibiremos, actuaremos y nos sentiremos de una cierta manera.
Por eso, cultivar la imparcialidad nos ayuda a conocer mejor la realidad per se y nos acerca a ella sin vincularnos emocionalmente.

¿Quieres hacer un experimento? Durante 10 minutos, observa cuántos juicios puedes hacer sobre el que experimentas, si te gusta o te desagrada.

Mente del principiante

Adoptar esta mente implica ver y mirar las cosas como si fuera la primera vez, experimentando las sensaciones tal como están siendo aquí y ahora. Dejar a un lado todas aquellas experiencias pasadas que nos condicionan e impiden la experiencia presente, estar abiertxs a que cada situación puede contener algo nuevo. Cultivar la curiosidad propia de la mente del principiante ayuda a combatir las preocupaciones, puesto que mantenemos nuestra atención centrada al observar aquello nuevo y no a verificar nuestras preocupaciones.

¿Quieres hacer un experimento? La próxima vez que te encuentres con alguien que conoces bien, mira de encontrar algo nueva en esa persona.

Sin esfuerzo

Aprender a meditar conlleva un gran trabajo, concentración y energía; entonces aquí nos referimos a su finalidad, puesto que de lo que se trata es de la no-acción, el dejar fluir. Es estar per se, sin más finalidad que permanecer en el ser. De este modo potenciamos la conciencia llena de aquello que observamos. Este hecho es difícil de asumir, puesto que tenemos mucha cultura de la acción, el hacer productivo.
Este concepto se diferente a la pasividad, puesto que podemos hacer meditaciones activas (mientras practicamos una actividad cotidiana, por ejemplo).

Vive momento en momento

La práctica Mindfulness nos ofrece la posibilidad de vivir en el momento presente, ni en los recuerdos del pasado ni en los posibles futuros.
Es verdad que los humanos tenemos capacidad de planificación y anticipación del futuro. El problema surge cuando pensamos demasiado en los posibles escenarios y dedicamos gran parte del tiempo a intentar discernir cómo será el futuro. Aquí aparece la ansiedad; por eso hay que gestionar estos procesos cognitivos. Por otro lado, dedicar mucho tiempo a recordar el pasado y desearlo, sin aceptar que el presente se diferente, nos acerca a la depresión. Esta rumiación excesiva de hechos ya pasados, nos limita al concentrarnos en el presente.
Por todo esto, desarrollar la capacidad de estar presente ayuda a evitar la ansiedad, el estrés y la depresión.

Soltar

En el proceso de observar nuestro interior, nos descubrimos sensaciones, pensamientos, emociones o situaciones a las cuales nos aferramos. Si con la mente las juzgamos como agradables, intentamos que se alarguen; si las juzgamos como desagradables, miramos de deshacernos de ellas rápidamente.
Cuando meditamos dejamos de banda esta tendencia intencionadamente, solo observamos el que surge y de este modo aprendemos a adoptar una actitud mental libre de aferramiento y de aversión.

– Si no me aferro ni evito, ¿qué hago?
– Observo y tomo conciencia.

Veracidad

Esta práctica favorece la confianza en el que uno percibe en si mismo y los propios sentimientos, ya que observamos aquello que nos ocurre tal cual es. Esto nos aporta una veracidad incuestionable a nuestro mundo interior y nos ayuda a adueñarnos de ello. Esta es una parte integral de la práctica de la meditación.

Aceptación

Este aspecto nos conecta con el hecho de poder permanecer en un mismo y reconocer, aceptar y abrazar lo que surja, sin querer deshacernos rápidamente de lo que no nos gusta. De eso se trata.
Así, permitimos que nuestra realidad surja, nos liberamos de los juicios, aceptamos lo que somos y nos responsabilizamos de ello. Aquí es dónde podemos vivir plenamente nuestra vida y generaremos esa confianza en nosotros mismos, puesto que sabremos escucharnos y abrirnos a la realidad tal cual es.

“A lo que te resistes, persiste y lo que aceptas, te transforma” dice un dicho popular.
Aceptar no se tiene que confundir con resignarse, término que se refiere a una actitud más pasiva ante la vida. Aceptar implica poder luego actuar teniendo en cuenta los hechos (internos y externos) tal cuál son.

Cierto religioso dijo en su momento:

“Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia” (Reinhold Niebuhr)

Conocer límites

Es necesario conocer las propias limitaciones para poder ser realistas con los objetivos. Este acto de humildad nos ayuda en crear objetivos alcanzables. Ahora bien, no te identifiques con tus limitaciones: no eres tus limitaciones. Estas son circunstancias de la persona, algo que nos circunda, y no una característica eterna de la personalidad.

Ser conscientes de nuestros límites es muy importante, ya que así sé mejor quién soy y cómo proceder para conseguir mis objetivos.

Paciencia

Esta práctica nos ofrece la opción de dar tiempo y espacio a nuestro entrenamiento y esto podemos extrapolarlo a la vida: asumiendo, entendiendo y aceptando que a veces, las cosas se desarrollan a su propio ritmo. La paciencia implica la humildad de saber que las cosas van a su ritmo y no como se desea.
Muchas veces vamos detrás del próximo mejor momento, cosa que nos impide estar presentes en el momento que estamos viviendo. Vivir plenamente cada momento quiere decir justamente esto: ser presentes en el aquí y ahora.
Y es en este aquí y ahora donde se puede actuar y responder a esta realidad, si así se desea.

¿Y si experimentásemos dejando que las cosas sean tal y como son y lo observáramos?

Fíjate en el proceso, más que en los resultados

El deseo genera que nuestra mente se centre en los resultados, los objetivos. Esto nos sitúa en el futuro, nos pone tensión y aparece la impaciencia, la incertidumbre y la angustia. Podemos tener objetivos, claro, pero centrados en el proceso, en lo “que estoy haciendo ahora”. Aquí y ahora se donde se crean las causas de los resultados.
Además, hay que recordar que a veces necesitamos ciertas circunstancias favorables para conseguir unos objetivos; sin ellas, no podremos lograr aquello que deseamos. También es importante tener presente que obsesionarse con un objetivo hace que nos cerramos a otras oportunidades que van surgiendo por el camino.

Tratarse con compasión

Se necesario establecer una relación de aceptación, amor, apertura y paciencia con unx mismx. Por tanto, trátate así. Cultiva una relación de compasión contigo mismo, dentro y fuera de la práctica, tanto con lo que te suceda en tu mundo interior como en tu mundo exterior.

Fuente: Curso en Mindfulness, por Interpersonal Barcelona 

Gestión interior

Si lo adaptamos a la vida occidental, vemos que Mindfulness nos otorga un recurso para aprender a dirigir nuestra atención interna hacia dónde se decida y decidir cómo vivir lo que experimentamos.

En el ámbito de la gestión del estrés encontramos en Mindfulness herramientas muy útiles para hacer frente a esas situaciones que nos generan ansiedad de una manera diferente a la habitual. Un entrenamiento específico en ello conlleva muchos beneficios a largo plazo, ya que se trata de adoptar una actitud diferente que podemos generalizar a todas las áreas de nuestra vida.

Cada vez que te atormenten pensamientos, que la emoción te secuestre, que te agobies por todo lo que tienes que hacer,… En todas aquellas situaciones que nos vemos desbordados por pensamientos y/o emociones, es cuando podemos aplicar las técnicas y actitudes que esta disciplina enseña.

Beneficios específicos

Hoy en día ya existen evidencias científicas que avalan los beneficios de la práctica de Mindfulness, entre ellas:

  • Mejora el humor y la calidad de vida en condiciones de dolor crónico, por ejemplo, reduciendo niveles de depresión y ansiedad.
  • Reduce la reacción emocional a lo que nos ocurre.
  • Mejora nuestras relaciones sociales, nos aleja de expectativas, mejora la calidad de sueño y  se ha visto un decrecimiento en el nivel de interferencia que el estrés y el dolor tiene en actividades diarias.
  • Se reestablece un sentido de control ya que se aprenden mecanismos y facultades para saber que se puede elegir la respuesta a lo que le ocurre.
  • Conciencia de aquello a lo que nos aferramos y de lo que se está evitando.
  • Conexión con uno mismo, con los demás y con el mundo que nos rodea.
  • Mayor conciencia de los juicios.
  • Aumento de la conciencia del si mismx.
  • Menor reacción frente a experiencias desagradables, que comporta menor impulsividad y un mayor equilibro, ya que existe una menor reactividad emocional.
  • Menor identificación con los pensamientos y las emociones (no soy solamente aquello que pienso y siento).
  • Reconocimiento del cambio constante (pensamientos, emociones y sensaciones que vienen y van).
  • Mayor calma y paz
  • Mayor aceptación y compasión de si mismo y del entorno.

Entre otras cosas, aprender a gestionar nuestros impulsos y reacciones ansiosas nos aporta serenidad, lucidez y autosuficiencia, aspectos de vital importancia para afrontar todas esas situaciones estresantes.

Por tanto, Mindfulness es aprender nuevas formas de relacionarnos con nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y con nuestro entorno,

Fuentes: Emociones destructivas: cómo entenderlas y superarlas (2003). Daniel Goleman.

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