Este artículo tambien está disponible en audio gracias a Davinia Velázquez
Muchas veces nos adentramos en el ritmo cotidiano de hacer muchas cosas, llegar corriendo a los sitios, asumir muchas responsabilidades, apresurarnos en realizar aquello acordado, etc. y prolongar estas situaciones en el tiempo, nos puede conllevar un cansancio o una fatiga significativa. Hablamos de cansancio significativo cuando éste empieza a entorpecer nuestra vida diaria.
Para empezar, vamos a utilizar un cuento.
El leñador y su hacha
Dicen que hubo una vez un leñador muy trabajador que encontró el trabajo ideal para él: cortar árboles al aire libre y con unas buenas condiciones laborales. Viendo su ilusión y entusiasmo, sus jefes le propusieron empezar cuanto antes.
El primer día batió un récord: taló nada más y nada menos que 20 árboles. ¡Toda una hazaña! Al día siguiente volvió con todo su entusiasmo inicial y como era tan trabajador, emprendió el día con el mismo ánimo que el anterior. Pero, esta vez, taló 18 árboles. Frustrado, se dijo a sí mismo que sólo necesitaba esforzarse más, que al tercer día superaría el récord inicial. Pero, volvió a cortar menos árboles: esta vez fueron 15.
Conforme pasaban los días, cada vez cortaba menos árboles y el frustrado leñador no entendía porqué. ¡Si él le ponía todo su empeño y trabajo! ¿Qué estaría ocurriendo? Cuanto menos entendía, más se esforzaba. Y al ver que cada día cortaba menos árboles, su decepción e incomprensión fueron en aumento.
Fue a hablar con su jefe y le explicó la situación.
– No lo entiendo. Por más que me esfuerce, cada día corto menos árboles.
El hombre que le había contratado le miró y preguntó:
– ¿Cuánto hace que no afilas el hacha?
– ¿Afilar? No tengo tiempo para afilar. Estoy muy ocupado cortando árboles.
¿Qué os inspira este cuento?
A nosotras nos recuerda justamente a esta obstinación en estar en constante actividad, sin tener en cuenta la necesidad de descansar, tanto física como psicológicamente, sobretodo en momentos vitales que requieren mucho de nosotrxs.
En terapia a veces explicamos cómo funciona el mecanismo de activación-descanso. La idea fundamental es que el descanso es parte esencial del proceso y cuanto más activación se haya producido, más tiempo necesitaremos para descansar y recuperar fuerzas.
Cuando hacemos un sobre esfuerzo físico, notamos nuestro cuerpo cansado y necesitamos un tiempo para recuperar fuerzas, para volver con las pilas cargadas. Igual ocurre en el plano psicológico. Períodos de estrés y ansiedad o cualquier situación que requiera un esfuerzo extra de nuestra actividad psicológica habitual puede llevarnos a un cansancio psicológico y, si no descansamos, pueden comportarnos síntomas como:
- Insomnio. La alta activación diurna nos dificulta llegar al estado de relajación necesaria para dormir.
- Alteraciones en la alimentación. Nos apetece comer más o por el contrario, dejamos de comer y eso suele comportar problemas digestivos.
- Problemas fisiológicos. Suelen aparecer todo un seguido de síntomas físicos (dolores de cabeza, erupciones en la piel, tics en el ojo, picores,etc) asociados a la falta de descanso y al sobre esfuerzo.
- Falta de concentración y atención. Tendemos a olvidar cosas, ya que el cansancio dificulta poder prestar la atención necesaria.
- Alteraciones en nuestra gestión de las emociones. Podemos estar más susceptibles, irascibles, irritable o, por el contrario, entrar en un estado de apatia y desinterés general.
- Lentitud motora. Puede ser que nuestras habilidades motoras se vuelvan menos precisas y tardemos más en reaccionar, lo que puede comportarnos serios problemas en alguna circunstancia (como conducir, por ejemplo).
- Dificultad en la toma de decisiones. Nos cuesta horrores el trabajo cognitivo que conlleva la toma de decisiones, como analizar las opciones detalladamente, sus pros y contras, evaluar la mejor opción teniendo en cuenta nuestras necesidades, etc.
- Dificultad en desconectar y disfrutar. Cuando hemos destinado mucho tiempo a nuestras responsabilidades y obligaciones, juntamente con un estado de sobre activación, nos es más difícil parar el ritmo y volver a disfrutar de las cosas que antes nos gustaban.
Estos problemas son las consecuencias de no pararnos a “afilar nuestra hacha”. Pero, ¿cómo hacerlo?
¿Cómo combatir el cansancio psicológico?
Atender a lo que nos ocurre es muy necesario para poder vivir de una forma coherente con nuestro interior. Hay varias acciones concretas y cada persona desarrollará diversos recursos, ya que descansar se puede realizar de muchas maneras. Si bien es necesario aprender a descansar, también lo es darnos cuenta de qué nos está ocurriendo y de por qué caemos en él.
Es verdad que a veces no tenemos más remedio que hacer frente a situaciones que nos van a comportar un cansancio extra. Está bien, no se trata de evitarlas, sino de gestionarlas de una manera beneficiosa: necesitaremos recordar que luego vamos a necesitar descansar.
Incidir en el cansancio
Es muy necesario hacer algo que lo reduzca, de una manera inmediata y urgente, ya que si no cada vez iremos a más: más insomnio, más cansancio, más problemas, más despistes,… Reconocernos qué necesitamos para hacer frente a ese cansancio y hacerlo. Aquí hablamos de permitirnos descansar para poder recuperar fuerzas y volver con más energía disponible, algo difícil para algunas personas.
¿Cómo descansamos? Esto ya depende de cada persona, hay quien le va bien quedarse en casa, otrxs necesitan hacer actividades al aire libre, hay quien prefiere hacer ejercicio físico, quién le sirve hacer algo artístico o cultural, etc.
Aquí es necesario que te conectes con tus formas de desconectar y descansar; si nunca lo has hecho, te invitamos a explorar qué puede ser útil para ti.
Darnos cuenta
Un paso importante es reconocer que hemos llegado a un estado de cansancio psicológico. Reconocerlo va a implicar parar un momento (sí, ¡detenernos!) y pensar en qué me está ocurriendo, de qué manera estoy viviendo, cómo es que estoy bajo esta situación de sobre esfuerzo continuo, qué estoy priorizando y qué me conlleva, qué consecuencias estoy sufriendo debido a ello y todas esas preguntas que nos inviten a reflexionar. Es decir, darnos cuenta implica un proceso de autoreflexión para averiguar los desencadenantes de este cansancio y asimilar las respuestas.
Trabajarte el por qué caes en él
Otro aspecto importante es desarrollar estrategias para no caer en situaciones de cansancio psicológico continuamente. Estas pueden ser variadas y dependiendo de lo que vengamos necesitando, utilizaremos unas u otras. Puede ser que requiramos aprender a poner límites a ciertas situaciones o que necesitemos reconocer que a veces necesitamos parar y descansar. Quizás necesitemos aprender a delegar y no cargarnos con toda la responsabilidad. Algunas personas se benefician mucho del ejercicio físico habitual, otras se pueden beneficiar de desarrollar la técnica Mindfulness, la cual nos aporta una manera diferente de enfrentarnos a situaciones inevitables.
La clave está en ver por qué caes en estas situaciones continuamente y seguramente tiene algo que ver con la idea de quién eres. Pensemos en esas personas que necesitan estar seguidamente haciendo cualquier cosa, ya que no saben estar descansando y se definen como personas trabajadoras. Esta definición suele dificultarles el descanso, ya que permitírselo les convertiría en personas totalmente opuestas a lo que quieren ser.
Trabajarte por qué no puedes remediarlo, qué está diciendo de ti, y en algún punto ver qué necesitas aportarte para poder conciliar tus responsabilidades con tu descanso y así no caer en el cansancio psicológico.
Considerar nuestro cansancio psicológico como algo importante que requiere de nuestra atención nos ayudará a mejorar nuestra calidad de vida y a ser más eficientes en momentos de activación.
Dejar un comentario