¿Qué es el feminismo?

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El feminismo cada vez está tomando más espacios y más voces, tanto en el ámbito privado como en el público, por lo que cada vez hay más interés en saber qué es. Para nosotras, ser feministas es una responsabilidad que no queremos eludir, ya que sus aportaciones forman parte de nuestra idea sobre las personas y las relaciones. Es por ello que hoy llegamos con este artículo que pretende acercarnos a la noción de qué es el feminismo, (¡algo nada fácil a día de hoy!).

Hay que tener en cuenta que el movimiento feminista tiene siglos de historia, por lo que se han generado diferentes corrientes y es por ello que hablamos de feminismos. Hay varios tipos: el liberal, de la diferencia, ecofeminismo, ciberfeminismo, transfeminismo, feminismo decolonial…

¿A qué nos referimos con feminismos?

A modo muy sencillo, podemos decir que los feminismos son:

La toma de consciencia de las mujeres como grupo humano, a la vez que se hacen consciente del trato que se les ha dado histórica y socialmente desde el grupo que se ha identificado como los varones.

De forma generalizada observamos que históricamente las personas socializadas como hombres han oprimido, dominado y explotado a las otras identidades de género, a través de mecanismos que se anclan en el llamado patriarcado. Esto nos lleva a evidenciar una posición de superioridad del grupo identificado como hombres respecto a cualquier persona que se sitúe en cualquiera de los otros grupos (mujeres, trans, personas racializadas,…). Aquí aparece la interseccionalidad , que implica saber que pertenecemos a diferentes categorías sociales y que debido a ello nos atraviesan diferentes opresiones y diferentes grados de ellas. Es esencial que el feminismo ponga en el centro esas realidades, porque si no vamos a estar repitiendo y manteniendo otras opresiones históricas, como las coloniales.

El feminismo, entonces, es la rebeldía ante la posición de inferioridad, impuesta por las personas leídas como hombres, que ocupan una posición de superioridad. Ahora bien, no se quiera estar por encima. Se quiere romper con esa jerarquía, que sitúa a unas personas por encima de otras y transitar hacia un concepto nuevo: ser conscientes de la diversidad existente a nivel identitario y generar dinámicas entre personas diversas de forma horizontal.

¿Esto nos convierte en enemigas de los hombres? ¡Por supuesto que no! Como bien dijo Carme Karr:

Carme Karr (1865-1943) Periodista, escritora, musicóloga y publicista española


“No somos, como algunos creen, por ser feministas enemigas del hombre… pero somos enemigas de las injusticias de ciertas leyes, hechas por los hombres.” A lo largo de la historia se han repetido escenas y relatos en donde personas identificadas como hombres han ocupado posiciones de superioridad respecto a otras identificaciones de género, por lo que a través de todo ese tiempo se ha establecido una relación de poder. Históricamente el género masculino ha dominado los ámbitos sociales y políticos, entonces pensemos un momento ¿desde dónde se dictamina la legalidad que nos rige a todas? Desde casa o la clandestinidad, no, eso por descontado.

Entonces, ¿cuál es la lucha feminista?

Las feministas tenemos un enemigo muy claro: el patriarcado. Pero, ¡Ay! Él no es una persona que podamos juzgar o algo tangible que podamos destruir, por lo que suele ser complicado identificarlo de buenas a primeras. Éste es mucho más sutil y se ha colado en cada ámbito de nuestra vida, desde lo privado hasta lo público, desde la relación conmigo misma hasta el sistema establecido. Se cuela en cada frase, en cada interpretación, en cómo concebimos el mundo y en cómo reaccionamos a él. Es por ello que la revolución también tiene que ser hacia adentro, en cómo tenemos interiorizado quién soy y quién son los demás, a más a más del externo (¡muy necesario también!).

El patriarcado es un sistema de organización social, política y cultural, originada y creada en una estructura de poder protagonizada por y para los varones, desde su masculinidad. Éstos aglutinan el poder entorno a ellos, por lo que es desde su visión del mundo que describen y determinan qué es y qué no, qué debe ser y qué no. Esto abarca todo cuánto es posible, desde cómo se concibe la salud (imaginaros, una concepción de salud hecha desde y para los hombres y lo que ellos valoran como enfermedad y salud) hasta aspectos que repercuten únicamente a mujeres, como la reproducción. Además, su posición jerarquica avala la violencia y las atrocidades que se realizan para someter a las otras identidades.

Ser conscientes de esta estructura social (la patriarcal) visibiliza la relación entre lo social y lo individual, en donde los malestares individuales están directamente relacionados con el entorno en el cual la persona ha sido socializada.

¿Machista yo?

Todas las personas socializadas bajo un sistema patriarcal estamos atravesadas por él, ya que los aprendizajes que hemos realizado han sido dentro de este marco, por lo que tanto personas identificadas como hombres, mujeres, no binaries, etc. podemos tener actitudes machistas y generar dinámicas patriarcalizadas (por mucho que nos pese). Vemos el patriarcado en las dinámicas relacionales cuando mi objetivo es imponer mi visión sin dar ningún tipo de espacio a la otra parte y hacia donde me dirijo es a dominar la situación. Cuando hablo de aquello patriarcal hablo de la jerarquización, de posicionarnos en un espacio de superioridad desde donde dictaminar cómo son las cosas o cómo deben ser y la lucha por mantener a la otra parte en la inferioridad.

Esto son dinámicas de poder masculinizadas; hemos interiorizado la manera masculina de relacionarnos y resolver conflictos, asumiendo que el mundo es así: unos están por encima de otros. Y es por ello que cuando andas ahondando en esta lucha, ver en ti misma aspectos relacionales que rechazas a nivel político es muy duro y suele conflictuarnos bastante. Quizás esta es una de las mayores dificultades: trabajarnos el patriarcado interiorizado.

Porque ahí vemos las dinámicas de poder que ejercemos hacia las demás personas, que conscientes o no, las hacemos. Porque todo aquello que remite a lucha entre personas remite a dinámicas de poder interpersonales y éstas suelen ser patriarcalizadas. Aún nos queda mucho para no reproducir mismas dinámicas, aunque sean con distintos valores.

Y para terminar…

“Los estudios feministas sobre el patriarcado, y la constatación de que se trata de una construcción histórica y social, señalan las posibilidades de cambiarlo por un modelo social justo e igualitario”

Marta Fontenla

Nos encanta este planteamiento de Marta Fontenla, en el que nos recalca que quizás pueda existir una manera diferente de relacionarnos entre personas que habitamos diferentes identidades, como bien dice ella.
¡Os mandamos un abrazo bien sororo!

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