¿Cómo cuidarnos? Los lenguajes del amor

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En nuestra experiencia en terapia y en los vínculos que mantenemos, evidenciamos la necesidad de incorporar cuidados físicos y sobretodo emocionales en nuestras relaciones, ya que en estas suelen aparecer emociones relacionadas con situaciones que vivimos. Es por ello que se hace imprescindible hablar sobre cómo gestionamos esos momentos, ya que determina mucho su resolución.

En la charla que dimos sobre cuidados y gestión emocional en las III Jornades de Amors Plurals hablamos sobre estos cuidados, que todxs vemos tan necesario pero que no ocurren con frecuencia. Es más, ¡cuantas veces vemos volar puñales!

Hablamos, entre otras cosas, de cómo de importante es conocer el propio lenguaje del amor y el de la otra persona para poder aportar a ese momento de una manera más acertada.

Porque, si nos fijamos, podemos evidenciar como cada persona expresa su amor de forma diferente. ¿Acaso no conocemos a alguien que te llena de comida cuando vas a verle? ¿O esas personas que les encanta abrazar, tocar, acariciar? ¿O las que te traen un regalo porque pensaron en ti? Yo me acuerdo de mi abuela y cómo me lo mostraba con comida: cuanta más y de más calidad, más sonreía ella y más a gusto se quedaba.

Si pensamos en nuestras relaciones, en cómo son las personas, se hace evidente la diversidad en cómo mostramos nuestro afecto.

Aún que podemos evidenciar eso, hay cierta tendencia a pensar que el amor es un concepto homogéneo, que es uno solamente, se expresa de una sola manera y lo tenemos asociado a unos conceptos en concreto. En el IV Cinefórum “Hablemos de Amor” vimos como cada persona le venía a la mente palabras diferentes, las cuáles conllevan unos conceptos implícitos: amar ya no es solo expresar afecto, sino automáticamente le otorgamos todo un seguido de ideas y expectativas, basadas seguramente en nuestra experiencia y en lo que nos han dicho que es el amor.

Ahora bien, si reconocemos que existen tantas formas de amar como personas en este mundo, podemos acercarnos a observar cómo quieren las personas cercanas, y apreciar gestos y actos que antes pasábamos por alto.

 

Los lenguajes del amor

Es por ello que Gary Chapman escribió el famoso libro titulado “Los 5 lenguajes del amor“, en donde define cinco maneras generales en las que podemos expresar amor. Seguramente encuentres que utilizas más de un lenguaje, o que hayan algunos matices que no se contemplen, podemos expresar nuestro amor con varios de ellos, somos algo más complejo que un conjunto de categorías, pero sí es verdad que nos da una orientación bastante acertada:

 

Palabras de afirmación

En este lenguaje las palabras toman importancia, son el vehículo por el cual damos y nos gusta recibir amor, por lo que seguramente cuando queramos expresar nuestro amor, utilizaremos palabras de afecto, elogios, halagos, expresión de sentimientos, etc. ¡Incluso queramos escribírselas a esas personas!

Por el otro lado, nos encantará recibirlas y apreciaremos especialmente un discurso que seguro nos hará sentir queridxs.

 

Actos de servicio

Mediante este lenguaje llegamos a mostrar nuestro amor a base de realizar acciones que consideremos útiles para la otra persona o que sabemos que apreciará, recordando aquí la idea que “una acción vale más que mil palabras”. De modo que estamos expresándonos a través de nuestros actos, como cuando una persona te hace tu plato favorito, hace algún recado por ti, hace las tareas de casa si nos ven cansadxs,… ¡Hay tantas cosas que se pueden hacer! Todas ellas contribuyen a mejorar la vida de la persona que queremos, le damos apoyo y la cuidamos de esa manera.

De igual forma, cuando alguien haga algo por nosotrxs nos sentiremos profundamente agradecidxs y lo valoraremos enormemente.

 

Contacto físico 

Las personas que prefieren este lenguaje suelen acariciar, tocar, les gusta sentirse físicamente cerca de los demás y les reconforta muchísimo sentir una mano encima de la suya cuando están tristes. En cuanto se sienten confiadxs, les gusta acariciar a la otra persona, cogerse del brazo o abrazarla.

Por su lado, si usas este lenguaje seguramente te sentirás muy reconfortado cuando alguien te abrace, te acaricie o te coja de la mano.

 

Regalos

Quien preferís este lenguaje, sabéis seguro del amor que le ponéis a los regalos y todo lo que los envuelve (¡que no sólo el papel!). Va más allá del valor monetario, ya que lo que cobra importancia y relevancia es el tiempo, los esfuerzos y el amor que se pone en adquirir ese objeto: pensando en qué regalar, dedicar esfuerzos a buscarlos, la ilusión con lo que se hace,… Puede ser incluso algo hecho por nosotrxs, cualquier cosa vale. Y, sobretodo, te encantará ver que realmente conoces tanto a la otra persona como para acertar en el regalo.

Con este lenguaje, seguramente apreciarás muchísimo que alguien te traiga algo, por poco que sea, porque “he pensado que te gustaría”. ¡Cuanto amor puede haber en algo aparentemente insignificante!

 

Tiempo de calidad

Si usas este lenguaje, seguramente te encanta compartir y dedicar tiempo a las personas, reservando ese espacio para hacer algo juntxs. Buscas ese tiempo que sea de calidad, en el cual te encanta estar presente sin estar pendiente de otros asuntos y poder así enriqueceros de experiencias vividas, ya sea yendo al teatro o simplemente sentaros en un parque a hablar sobre la vida y sus cosas.

De igual forma, te ilusionará mucho si alguien querido te propone pasar un dia juntos, haciendo cualquier cosa, ya que aquí lo  importante no es tanto el qué, sino el con quién.

 

Seguramente somos el resultado de una combinación de varios lenguajes; lo que sí vemos es cómo nuestra manera de cuidar(nos) depende de nuestro lenguaje y tendré tendencia a cuidar(me) de esa manera, independientemente de cuál sea la de la otra persona. Si dos personas tenemos un lenguaje muy diferente, por mucho que yo me esfuerce en ofrecerle mis mejores cuidadxs con mi lenguaje, mis actuaciones y esfuerzos no llegaran a ser percibidas como tanto ni a logra tal efecto, ya que ella entendería y le llegaría mucho más si utilizara otras formas que no estoy usando.

Por otro lado, cuando yo estoy en una posición de recibir los cuidados y la otra persona me da algo que a mi “ni fu ni fa”, seguramente no sabré valorar ese gesto ni tendrá el efecto querido.

 

Cuidemos a lxs demás como quieren ser cuidadxs y no como a mi me gustaría ser cuidadx.

Es por ello que es tan útil hacer este trabajo introspectivo para saber qué lenguaje uso, cómo me siento reconfortado y cuidadx, así como hacerlo con la otra persona, y así seguro que nuestro trato mejora, ya que estamos afinando el proceso de cuidados emocionales, cómo me gusta ser cuidadx y cómo le gusta ser cuidadx.

 

 

 


 

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